Cuando lo que creía era una vida feliz, plena, satisfactoria, ideal ...... se va a la mierda, se desmorona y se transforma en el caos absoluto, en una realidad tétrica.
Justo en ese momento de la vida sucede algo que no esperaba.
Justo en ese momento de la vida sucede algo que no esperaba.
Cuando estoy en el proceso de digerir mi nueva realidad, de interiorizar la idea de que mi vida ya no será, que no tiene futuro, y que si lo tiene es muy, pero muy negro.
Cuando llego a estar convencido que mi futuro es la soledad, que reconozco que ya nunca podré volver a relacionarme con nadie.
Justo en ese momento aparece ella.
Y ella llega para presentarse como una compañera con un vínculo de esos de "hasta que la muerte nos separe".
No pidió permiso para entrar en mi vida.
Simplemente entró en ella y se instaló dejando claro que ya nunca me dejaría.
Que sería mi compañera permanente, para siempre.
Que se ocuparía de resolver aquello que me aqueja.
Que exige, y está dispuesta a ello, que yo regule nuestra relación.
Que estará siempre disponible para mí, en la medida que se lo requiera.
Es ella.
Mi amiga Isolina.
La insulina.
Es que la glucosa en los niveles que estaba no era recomendable. Así que ha nacido este nuevo vínculo en el que dependeré de ella y ya nunca podremos separarnos, aunque quiera.
Así como una vez dije que extrañaba a Pucho, ahora me aparece este nuevo vínculo, que será indisoluble. A esta "amiga" no podré dejarla.