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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Ya van mostrando las uñas?

La derecha todavía no asumió el poder en España, pero ya empieza a dar muestras de su estilo.
Primero de sugiere algo, luego se matiza, se rectifica o se niega y a la larga, como ya quedó la idea aunque sin los dichos posteriores, acaban por decir que "la inmensa mayoría" lo pide. Total, su "tropa", disciplinada, le cree.

Creo que el sistema de Seguridad Social va a sufrir ataques por varios frentes. Sospecho que este será uno de ellos.

Demos tiempo al tiempo.

Sinceramente no me gusta la estructura de la nota (hay párrafos completos repetidos), pero la transcribo por si "desaparece" el archivo del link, de todos modos se puede comprobar clikeando en el título:

Boi Ruiz plantea un seguro privado en función de la renta y luego se retracta
El consejero catalán de Salud rectifica tras defender la obligatoriedad de las mutuas

FERRAN BALSELLS - Barcelona - 29/11/2011 (ElPais.com)

Un paso para adelante y otro para atrás del consejero de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz. El consejero de Salud ha lanzado este martes por la mañana la idea de una reforma del sistema sanitario español en la que los ciudadanos, a partir de un determinado nivel de renta, deberían contratar obligatoriamente una póliza sanitaria. "Seríamos partidarios de una póliza básica de obligado seguro para aquellos que tienen un determinado nivel de renta", ha dicho Ruiz en la celebración de un debate sobre el futuro de la sanidad organizado por la patronal catalana Aces en Esade. El consejero ha añadido que le gustaría que en España se abriera un debate para pensar en construir un "modelo asegurador diferente", aunque ha precisado que no es optimista y desconoce qué medidas podría aplicar el futuro gobierno de Mariano Rajoy al respecto.

Horas después, el departamento de Salud ha negado que la Generalitat esté considerando la posibilidad de introducir una póliza obligatoria para acceder a los servicios sanitarios, según un comunicado del Gobierno catalán. Agrega el comunicado que, "en ningún caso, Ruiz ha dicho que el Gobierno (catalán) esté considerando un modelo de financiación como este para los servicios sanitarios públicos de Cataluña".

Sobre el futuro el consejero ha vaticinado que el Gobierno del PP durante el primer año deberá hacer frente a la gestión de la deuda a corto plazo y difícilmente podrá definir un cambio de modelo a medio plazo. Ruiz ha asegurado que Cataluña lleva un año de ventaja por haber aplicado los primeros recortes en 2011, y ha añadido la idea de que el sector público y privado deben "cooperar más que competir". Por ello, ha pedido a las patronales sanitarias que presenten un plan estratégico en el que identifiquen sus fortalezas y debilidades como sector para ver en qué punto podría ayudarles la administración.

De hecho, ha ensalzado la contribución de las aseguradoras en los resultados positivos de salud que se logran en Cataluña, por lo que ha pedido "poner en valor" este aspecto."Vivir peor no quiere decir vivir mal", ha opinado Ruiz, para añadir que seguramente la sociedad vivía por encima de sus posibilidades y existe la certeza de que el retorno de la deuda durante los próximos cinco años hace inviable pensar en volver al modelo anterior.

A primera hora de la tarde, el consejero ha hecho pública una nota de matización en la que asegura que en el contexto de las jornadas de la Asociación Catalana de Establecimientos Sanitarios, que agrupa a las empresas sanitarias privadas, ha comentado uno de los modelos posibles, el de Holanda, donde existe una póliza obligatoria en función del nivel de renta. "En ningún caso", señala la nota, " Ruiz ha dicho que el Gobierno de la Generalitat considere un modelo de financiación como este en Cataluña".

El consejero de Salud de la Generalitat, Boi Ruiz, ha lanzado este martes la idea de una reforma del sistema sanitario español en la que los ciudadanos, a partir de un determinado nivel de renta, deberían contratar obligatoriamente una póliza sanitaria. "Seríamos partidarios de una póliza básica de obligado seguro para aquellos que tienen un determinado nivel de renta", ha dicho Ruiz en la celebración de un debate sobre el futuro de la sanidad organizado por la patronal catalana Aces en Esade. El consejero ha añadido que le gustaría que en España se abriera un debate para pensar en construir un "modelo asegurador diferente", aunque ha precisado que no es optimista y desconoce qué medidas podría aplicar el futuro gobierno de Mariano Rajoy al respecto. De hecho, el consejero ha vaticinado que el Gobierno del PP durante el primer año deberá hacer frente a la gestión de la deuda a corto plazo y difícilmente podrá definir un cambio de modelo a medio plazo.

Ruiz ha asegurado que Cataluña lleva un año de ventaja por haber aplicado los primeros recortes en 2011, y ha añadido la idea de que el sector público y privado deben "cooperar más que competir". Por ello, ha pedido a las patronales sanitarias que presenten un plan estratégico en el que identifiquen sus fortalezas y debilidades como
sector para ver en qué punto podría ayudarles la administración.

De hecho, ha ensalzado la contribución de las aseguradoras en los resultados positivos de salud que se logran en Cataluña, por lo que ha pedido "poner en valor" este aspecto."Vivir peor no quiere decir vivir mal", ha opinado Ruiz, para añadir que seguramente la sociedad vivía por encima de sus posibilidades y existe la certeza de que el retorno de la deuda durante los próximos cinco años hace inviable pensar en volver al modelo anterior.

A primera hora de la tarde, el consejero ha hecho pública una nota de matización en la que asegura que en el contexto de las jornadas de la Asociación Catalana de Establecimientos Sanitarios, que agrupa a las empresas sanitarias privadas, ha comentado uno de los modelos posibles, el de Holanda, donde existe una póliza obligatoria en función del nivel de renta. "En ningún caso", señala la nota, " Ruiz ha dicho que el Gobierno de la Generalitat considere un modelo de financiación como este en Cataluña".

martes, 1 de noviembre de 2011

Hay otro camino

En la misma línea que "Una visión diferente de la crisis, pero con la que coincido"  publicado hace unos pocos días, también ahora transcribo la nota íntegra.
Por suerte hay alguien que, sin ser un anónimo y teniendo difusión, dice lo que tantos pensamos desde hace mucho: A esta crisis nos llevó la especulación y el casino virtual en que se ha convertido la economía. Y la única solución que se propone es salvar a los que perdieron en la apuesta, sumergiendo en la ruina a los espectadores.
 
 

Islandia, el camino que no tomamos
Los mercados financieros están celebrando el pacto alcanzado en Bruselas a primera hora del jueves. De hecho, en relación con lo que podría haber sucedido (un amargo fracaso para ponerse de acuerdo), que los dirigentes europeos se hayan puesto de acuerdo en algo, por imprecisos que sean los detalles y por deficiente que resulte, es un avance positivo. Pero merece la pena retroceder para contemplar el panorama general, concretamente el lamentable fracaso de una doctrina económica, una doctrina que ha infligido un daño enorme tanto a Europa como a Estados Unidos.

La doctrina en cuestión se resume en la afirmación de que, en el periodo posterior a una crisis financiera, los bancos tienen que ser rescatados, pero los ciudadanos en general deben pagar el  precio. De modo que una crisis provocada por la liberalización se convierte en un motivo para desplazarse aún más hacia la derecha; una época de paro masivo, en vez de reanimar los esfuerzos públicos por crear empleo, se convierte en una época de austeridad, en la cual el gasto gubernamental y los programas sociales se recortan drásticamente.

Nos vendieron esta doctrina afirmando que no había ninguna alternativa -que tanto los rescates como los recortes del gasto eran necesarios para satisfacer a los mercados financieros- y también afirmando que la austeridad fiscal en realidad crearía empleo. La idea era que los recortes del gasto harían aumentar la confianza de los consumidores y las empresas. Y, supuestamente, esta confianza estimularía el gasto privado y compensaría de sobra los efectos depresores de los recortes gubernamentales.

Algunos economistas no estaban convencidos. Un escéptico afirmaba cáusticamente que las declaraciones sobre los efectos expansivos de la austeridad eran como creer en el "hada de la confianza". Bueno, vale, era yo.

Pero, no obstante, la doctrina ha sido extremadamente influyente. La austeridad expansiva, en concreto, ha sido defendida tanto por los republicanos del Congreso como por el Banco Central Europeo, que el año pasado instaba a todos los Gobiernos europeos -no solo a los que tenían dificultades fiscales- a emprender la "consolidación fiscal".

Y cuando David Cameron se convirtió en primer ministro de Reino Unido el año pasado, se embarcó inmediatamente en un programa de recortes del gasto, en la creencia de que esto realmente impulsaría la economía (una decisión que muchos expertos estadounidenses acogieron con elogios aduladores).

Ahora, sin embargo, se están viendo las consecuencias, y la imagen no es agradable. Grecia se ha visto empujada por sus medidas de austeridad a una depresión cada vez más profunda; y esa depresión, no la falta de esfuerzo por parte del Gobierno griego, ha sido el motivo de que en un informe secreto enviado a los dirigentes europeos se llegase la semana pasada a la conclusión de que el programa puesto en práctica allí es inviable. La economía británica se ha estancado por el impacto de la austeridad, y la confianza tanto de las empresas como de los consumidores se ha hundido en vez de dispararse.

Puede que lo más revelador sea la que ahora se considera una historia de éxito. Hace unos meses, diversos expertos empezaron a ensalzar los logros de Letonia, que después de una terrible recesión se las arregló, a pesar de todo, para reducir su déficit presupuestario y convencer a los mercados de que era fiscalmente solvente. Aquello fue, en efecto, impresionante, pero para conseguirlo se pagó el precio de un 16% de paro y una economía que, aunque finalmente está creciendo, sigue siendo un 18% más pequeña de lo que era antes de la crisis.

Por eso, rescatar a los bancos mientras se castiga a los trabajadores no es, en realidad, una receta para la prosperidad. ¿Pero había alguna alternativa? Bueno, por eso es por lo que estoy en Islandia, asistiendo a una conferencia sobre el país que hizo algo diferente.

Si han estado leyendo las crónicas sobre la crisis financiera, o viendo adaptaciones cinematográficas como la excelente Inside Job, sabrán que Islandia era supuestamente el ejemplo perfecto de desastre económico: sus banqueros fuera de control cargaron al país con unas deudas enormes y al parecer dejaron a la nación en una situación desesperada.

Pero en el camino hacia el Armagedón económico pasó una cosa curiosa: la propia desesperación de Islandia hizo imposible un comportamiento convencional, lo que dio al país libertad para romper las normas. Mientras todos los demás rescataban a los banqueros y obligaban a los ciudadanos a pagar el precio, Islandia dejó que los bancos se arruinasen y, de hecho, amplió su red de seguridad social. Mientras que todos los demás estaban obsesionados con tratar de aplacar a los inversores internacionales, Islandia impuso unos controles temporales a los movimientos de capital para darse a sí misma cierto margen de maniobra.

¿Y cómo le está yendo? Islandia no ha evitado un daño económico grave ni un descenso considerable del nivel de vida. Pero ha conseguido poner coto tanto al aumento del paro como al sufrimiento de los más vulnerables; la red de seguridad social ha permanecido intacta, al igual que la decencia más elemental de su sociedad. "Las cosas podrían haber ido mucho peor" puede que no sea el más estimulante de los eslóganes, pero dado que todo el mundo esperaba un completo desastre, representa un triunfo político.

Y nos enseña una lección al resto de nosotros: el sufrimiento al que se enfrentan tantos de nuestros ciudadanos es innecesario. Si esta es una época de increíble dolor y de una sociedad mucho más dura, ha sido por elección. No tenía, ni tiene, por qué ser de esta manera. - Paul Krugman

Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel 2008. New York Times Service. Traducción de News Clips.